By La espiral en que ha entrado el gobierno del presidente Petro, se ahonda con cada díaqué pasa. Al escándalo de su hijo, respecto a los aportes nunca declarados, de orígenestan dudosos como los donantes, vinculados a grandes contratistas de obra pública, o denarcotraficantes en retiro, entregados a Nicolás Petro, se suman las inquietudes por losconstantes retrasos o inasistencias del Presidente, hábito cada vez más evidente, comoocurriera en Naciones Unidas, con su cita con el mandatario coreano. Éstas inquietudestuvieron un desenlace explosivo, con una dura comunicación de la conocida periodistaJimena Duzán, de clara tendencia de izquierda, dirigida a Petro, especulando que elorigen del problema sería una adicción, y que éste debía una
explicación, ya que la adicción afecta sus capacidades para ejercer sus funciones, puesal parecer no logra reconocer su condición.La carta generó reacciones en favor y en contra, como cabía esperar en un paíspolarizado, mucho por responsabilidad del propio Petro. Este asunto ya saltó hace unassemanas, cuando el hermano del presidente trató de explicar los incumplimientos en suagenda, sufriendo una dura reprimenda del entorno presidencial. Pero cuando el ríosuena, piedras trae.Esto se une a los roces con Israel, ante la postura pro palestina de Petro, hablando degenocidio, inapropiadas e inoportunas, que han debido ser manejadas por la Cancillería, para superar los impases con un país muy importante para Colombia, por vínculosmilitares y de seguridad. El llamado de la embajadora colombiana a consultas, ha sido elepílogo del incidente.Avanzando en la espiral, el más emblemático programa del gobierno, la promesa de unacuerdo de paz con los grupos alzados en armas, desde el ELN a las “disidencias” de lasFARC, convertidos en los operadores principales del narcotráfico, como organizacionesdelincuenciales muy alejadas de sus posturas revolucionarias. La promesa de paz quehizo Petro durante la campaña, se ha caído varias veces. La última, es el retiro de las“disidencias”, producido el sábado, al decir del principal vocero de éstas, (a) IvánMordisco, alias que define con precisión, a el y sus asociados. Las causas, serían unossupuestos incumplimientos del gobierno del acuerdo, establecido recién el 8 de octubre. Repitiendo el libreto del ELN, las disidencias estiraron la cuerda en el momento de mayorfragilidad del régimen, tras los resultados, decepcionantes por decir lo menos, del PactoHistórico en las elecciones. Saben que, para el gobierno, aunque sea un clavo ardiendo, debe aferrarse a esa promesa de Paz Total de la campaña electoral.El juego de los insurgentes busca descolocar al gobierno, para ganar tiempo yconcesiones adicionales. Saben que tienen la sartén por el mango, y que el gobierno nopuede permitir que las negociaciones se caigan. En unos días veremos como se sientande nuevo, con algún nuevo acuerdo, más favorable a ellas, para seguir con el sainete. Másgrave, por su impacto internacional, fue el secuestro del padre de Luis Díaz, figura de laselección nacional colombiana y del club inglés Liverpool, por el ELN. La noticia y sudesarrollo han recorrido todos los noticieros, evidenciando algo que ya fuera duramentecriticado, la negativa del ELN a abandonar sus prácticas delincuenciales de extorsión, “vacunas” y secuestros contra la población, y mucho menos el narcotráfico, su fuentemás importante de ingresos. El impacto mediático ha puesto en foco ésta prácticadetestable, pero muy usada por el ELN para financiar sus actividades en Colombia yVenezuela, país en el que se operan por años, con la venia de la dictadura venezolana, que los usa como “facilitadores” para el narcotráfico, principalmente desde el Norte deSantander, donde están los más extensos sembríos de hoja de coca del mundo. El ELNadmitió el secuestro, y ofreció la liberación de Manuel Díaz, que aún no se concreta, conla zozobra de la familia de la víctima. La pregunta inevitable que se formula la sociedadcolombiana, para la que secuestro y extorsión se han vuelto una maldición por más demedio siglo, es la de cual sería la diferencia entre la angustia de las familias desecuestrados menos célebres, de los pequeños agricultores o empresarios, decomerciantes, de tanta gente que se gana la vida con su esfuerzo, a la que estos gruposdelincuenciales, prevalidos de sus armas y su fuerza, permanentemente someten a unoscautiverios, a veces de muchos años, o, al no satisfacerse sus demandas, los asesinansin más, para sentar el precedente de terror que les conviene. Que un gobierno se avengaa aceptar un proceso de “paz” sin un acuerdo previo para detener estos delitos, hablamuy mal de sus principios y compromisos con los ciudadanos a los que debe protección. De ahí nace la debilidad con que se presenta el gobierno, puesto permanentemente a ladefensiva por los delincuentes. Con mucha pena por lo que ocurre tan cerca nuestro, ycon el impacto que hemos sufrido aquí con la terrible violencia que hoy afrontamos, esmuy importante comprender la importancia, que es ya existencial, de enfrentar unidos alterror. Las alternativas están a la vista.
