Con el sello editorial de la Universidad Central del Ecuador, Marina Tovar Sánchez, en el 2007, publicó su obra “Amgamarca enclavada en los andes ecuatorianos”; esta monografía consta de 221 páginas, con diseño de portada de Miguel Rodas Román.
En la introducción la autora escribe:
La identidad con mi tierra natal constituye el motivo para que con gran satisfacción entregue al pueblo de Angamarca el presente trabajo, el mismo que contiene algunos de los variados datos y curiosidades recopilados durante mi trayectoria de vida, especialmente en la época que ejercía la docencia.
El libro esta organizado en dos grandes capítulos: en el uno, bajo el título genérico Términos y lugares denominados Angamarca, explica que fue Catigosín el nombre originario de este territorio; después trata sobre Angamarca “La Vieja” (Pilancón), describiendo su origen, situación geográfica y el comercio, seguidamente trata de la conquista Inca, de la incursión española; pasando a explicar sobre la parroquia de Las Minas de Angamarca; Angamarca Calle; el caserío de Alangasí; Angamarca de Uyumbicho y Angamarquillo.
Al capítulo dos, le denomina La parroquia de Angamarca, en este explica la etimología de la palabra Angamarca; los antecedentes históricos (cacicazgos, la familia Duchicela, la época de la independencia); traza las características del lugar (ubicación, relieve, hidrografía, clima, productos); se detiene a explicar sobre las principales ocupaciones de los pobladores; entrega luego una vista panorámica de poblaciones y lugares que son referentes de este territorio; esboza un recorrido por las familias de Angamarca, explica la organización civil de la parroquia; en los ítems finales se ocupa de algunas particularidades del pueblo (cultura, religión, educación); servicios públicos; vías de comunicación; cierra su obra con un interesante álbum fotográfico, más la bibliografía y varios anexos.
Marina Tovar Sánchez nació en Angamarca el 31 de diciembre de 1915, su padre fue Rosendo Tovar y su madre Rosa Sánchez; se casó con Ángel Navas y procreó seis hijos. Docente de formación y de dilatada trayectoria, laboró en establecimientos educativos de Pinllopata, Sicoto, La Quinta, El Shuyo, Angamarca, Jachaguango, Pataín en la provincia de Cotopaxi y Totoras en la provincia de Tungurahua; en todos esos lugares guardan gratos recuerdos de esta maestra, que además se distinguió por realizar el montaje de obras de teatro, dramas, sainetes y danzas. De su iniciativa y liderazgo se cristaliza en 1983 la fundación de la Colonia de Angamarqueños residentes en Ambato.
Esta obra que hoy comentamos, sin duda, pasa a formar parte de los indispensables libros de consulta, para conocer y entender la trascendencia de uno de los rincones de Cotopaxi, con un largo y rico legado histórico.