Humedales de Latacunga 

Humedales de Latacunga 

DEVASTADOS

Humedales de Latacunga 

DEVASTADOS  

LUIS REINOSO GARZON  

Los humedales, esos preciosos ecosistemas, desempeñan un papel de inmenso valor en el ámbito ambiental. Sus funciones trascienden la mera belleza paisajística, ya que están intrínsecamente relacionados con la conservación de una amplia variedad de especies vegetales y animales. Estos enclaves húmedos, que actúan como sumideros de dióxido de carbono (CO2), también desempeñan un papel esencial en la regulación de los ciclos hidrológicos.  

Sin embargo, quizás uno de sus atributos más destacados es su capacidad única para acumular turba de forma natural en su estado húmedo. Estos humedales, en realidad, almacenan una cantidad significativa de carbono por unidad de área, convirtiéndose en uno de los mayores aliados en la lucha contra el cambio climático a escala global. Su papel en la reducción de emisiones y en la reactivación de un ecosistema vital no puede subestimarse. De hecho, la cantidad de carbono que albergan supera la suma de todo el carbono almacenado en la vegetación, incluyendo los extensos bosques del mundo.  

Sin embargo, alarmantemente, los estudios revelan una realidad inquietante: cuando estos ecosistemas se ven privados de agua, podrían liberar hasta 960 millones de toneladas adicionales de dióxido de carbono a la atmósfera anualmente. Para evitar que este fenómeno se materialice, es imperativo abordar de manera urgente la restauración de estos humedales, restaurar su vitalidad y asegurar su continuidad.  

En el Cantón Latacunga, disponemos de varios sitios ricos en humedales, como los pantanos montañosos, las llanuras de El Ejido, Tilipulo, La Brigada Patria, La Cárcel, la entrada a Saquisilí, y parte de Guaytacama. Estos humedales se caracterizan por su suelo anegado, repleto de material vegetal en proceso de transformación gradual hasta convertirse en la apreciada turba, la cual se ha acumulado durante miles de años, preservada por un entorno con bajos niveles de oxígeno. Estos restos vegetales parcialmente descompuestos almacenan una cantidad significativa de carbono orgánico en los suelos.  

Estos ecosistemas naturales no sólo actúan como archivos naturales, permitiendo a los científicos y arqueólogos reconstruir el clima, la vegetación e incluso las vidas de generaciones pasadas, sino que también desempeñan un papel vital como corredores de migración para aves y otros animales. Además, contribuyen a la purificación del agua, la regulación de inundaciones y la retención de sedimentos, entre otros beneficios fundamentales. En resumen, han sido fuentes de vida y sustento para las comunidades de nuestro cantón.  

Sin embargo, en las últimas décadas, hemos alterado de manera profunda estos humedales. Los hemos drenado para dar paso a cultivos, y en lugares como El Ejido y Tilipulo, se han erigido edificios, casas, canchas deportivas y otras infraestructuras, incluido el aeropuerto y una cárcel. Como resultado, se ha observado una disminución alarmante en los niveles de agua y en los recursos que estos humedales proporcionan.  

La protección de los humedales es un asunto global de máxima importancia. Para cuidar eficazmente de estos ecosistemas cruciales y, al mismo tiempo, mitigar el cambio climático, debemos actuar de manera conjunta y urgente. Nuestro país cuenta con estos ecosistemas en sus tres regiones continentales, pero lamentablemente, debido a una gestión deficiente, muchos de ellos están experimentando un marcado deterioro, como es el caso de los humedales de Tilipulo y El Ejido, que requieren una restauración inmediata para revertir el daño causado por la intervención humana.  

En estos lugares, los humedales son vitales para el suministro de agua. Por ejemplo, Latacunga ha dependido durante más de dos siglos de la generosa provisión de agua subterránea de Illigua que suministra 240 litros por segundo, proveniente de los humedales. Además, otra fuente freática, conocida como El Calzado, contribuye con 50 litros por segundo, lo que, a través de un proceso de filtración y potabilización natural, resulta en agua limpia y segura para el consumo. Sin embargo, debido al deterioro de estos ecosistemas, la cantidad de agua disponible se encuentra en franco declive, lo que plantea la amenaza de una escasez severa de agua para uso humano en Latacunga en un futuro cercano. Esto, a su vez, tendrá un impacto negativo en la agricultura, la salud pública y la calidad de vida en general de la población.  

Por tanto, es esencial reconocer la urgencia de abordar este problema y trabajar juntos en la restauración y protección de nuestros humedales. La salud de nuestro entorno y el bienestar de las generaciones futuras dependen de ello.  

El Ejido

Estos ecosistemas que se encuentran al norte de la ciudad de Latacunga, específicamente conocido como El Ejido, el más grande del sector inicialmente fue entregado por el Rey Carlos II, a su yerno Príncipe y Rey Miguel de Chesag y su esposa, la extensión de 50 caballerías por un valor de 6.000 pesos, en el año de 1.666, con todos los requisitos legales mediante escritura pública protocolizada en el Asiento de Latacunga. Posteriormente las comunidades asentadas en los alrededores del Ejido sentían la necesidad de agua, pasto para los animales y otros recursos que brindaba este humedal, hizo que los dueños entregaran a varias comunidades tales como: Aláquez, San Buenaventura, Colatoa Grande, San José, posteriormente se beneficiaron Ishimbo1 y 2, Yugsi Loma, Colatoa Chico, San Marcos Chico, San José Ejido. Pero las comunidades beneficiarias no han podido mantener estos ecosistemas como recibieron; por el contrario, han devastado hasta poner en riesgo los beneficios que brindan los humedales.  

 A pesar de esta situación preocupante, no es demasiado tarde para revertir este proceso destructivo. De hecho, numerosos países ya han emprendido proyectos de restauración de humedales, con el objetivo de rehabilitar estos ecosistemas. Esto se logra a través de la construcción de represas y canales con vegetación nativa, al tiempo que se mejoran las condiciones socioeconómicas locales y se introducen prácticas agrícolas más sostenibles.  

  

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