De un tiempo a esta parte el civismo latacungueño se ha ido debilitando, ya sea por la indolencia de las élites, la incuria de las organizaciones sociales e indolencia de quienes hacen política, ya sea por la debilidad en el ejercicio de sus funciones de las autoridades de elección y/o designación o, lamentablemente, por falta de preparación para asumir estas responsabilidades, diría que lo esencial radica en la ausencia de una clara perspectiva de futuro para la ciudad y el cantón.
En el proceso electoral del próximo mes de marzo de 2019, los latacungueños concurriremos a las urnas para buscar un nuevo liderazgo para la ciudad y el cantón ( –que tanto necesita la colectividad de la capital de la provincia de Cotopaxi-) , para la consecución de este objetivo, -es necesario recordar- que durante estos últimos años han estado frente a los destinos de la ciudad y el cantón ciudadanos hermanados con el Régimen de Alianza País, así están identificados los Alcaldes de esta última década, llegaron como parte del movimiento político o como aliados del proyecto político correista, lamentablemente con resultados nada positivos para Latacunga.
Hechos como el permitir la construcción y funcionamiento de una cárcel denominada regional en las cercanías de la ciudad –sin cumplir con requisitos mínimos vigentes a esa fecha- en un centro militar –símbolo- como es el Fuerte Patria de las Fuerzas Especiales del Ejército Ecuatoriano, con las nefastas consecuencias para la seguridad ciudadana de los latacungueños o el utilizar la alarma ciudadana poniendo como pretexto una posible erupción de nuestro volcán Cotopaxi, obteniendo como corolario la quiebra de la economía de nuestra ciudad y cantón, y la salida de muchas empresas, empresarios y emprendedores. Pasaran muchos años para que Latacunga y los latacungueños nos recuperemos de este grave daño causado, quienes debían oponerse no lo hicieron, quienes debían liderar y condenar la utilización política de un asunto serio y técnico como es la alarma de una posible erupción del Cotopaxi- no lo hicieron-, fueron cómplices, quienes ofrecieron muchas cosas y no cumplieron.
Ahora es el momento de que los latacungueños nos unamos frente a esta realidad vivida en los últimos años y lleguemos al evento electoral en búsqueda de nuevos liderazgos y con ello -con la esperanza- de que Latacunga retome su presencia en el contexto de la economía nacional, que recuperemos la calidad de ciudad cosmopolita y que quienes salieron –personas jurídicas o naturales-, regresen con mayor impulso a trabajar por y para un mejor futuro de la ciudad y el cantón, fundamentados en democracia en donde juega papel esencial el pueblo como expresión de la voluntad soberana, frente a la necesidad de cambiar de raíz la forma y el fondo de hacer política, anverso a las necesidades imperiosas de una colectividad verdaderamente traicionada y a la que hay que devolverle la fe en un promisorio futuro para la ciudad y el cantón.
Ahora es el momento de que cada ciudadano(a) haga -su mea culpa-, recordemos a quienes de una u otra manera se han venido oponiendo internamente a pequeñas o grandes obras necesarias para el crecimiento de la ciudad y el cantón, ya sea por mezquindad, por complicidad o lamentablemente por debilidad moral, quienes fueron elegidos para representarnos en el Parlamento, quienes fueron designados para representar al Ejecutivo en nuestra provincia, cantón y ciudad y se pusieron del lado del déspota y le permitieron desmantelar la institucionalidad de la ciudad, del cantón y la provincia -deben reconocer su equivocación-, pero a su vez, no están en posibilidad de requerir la confianza de un pueblo vilipendiado, es decir, quienes han sido parte de que los latacungueños vivamos con total inseguridad- en una ciudad totalmente descuidada y que tengamos que ejercer nuestros derechos ciudadanos en instancias de ciudades vecinas como Ambato, Riobamba y Quito, no deberían pretender administrarla y peor aún con el voto ciudadano.
Después de esta debacle vivida en estos últimos años debe haber un relevo de liderazgo en la ciudad y el cantón, los latacungueños tendrán que asumir que el destino de nuestra ciudad esta justamente en nuestras manos, porque es el pueblo quien debe decidir su destino, después no nos lamentemos.(O)