En Salcedo, la fe se convierte en motor de unidad y esperanza, el día de hoy 29 de septiembre se realiza la fiesta mayor en honor al Príncipe San Miguel, patrono de la ciudad y con ella finaliza un ciclo de un año con los priostes y es la muestra de la devoción que ha sido transmitido de generación en generación durante varios siglos.
Estuardo Arias, coordinador, comentó que los cinco priostes, designados cada año según la tradición heredada del padre Antonio Baca, han trabajado intensamente para embellecer la imagen sagrada, “con mucha fe y esfuerzo, los priostes han donado su tiempo y recursos para dar lo mejor en esta celebración”.
El sábado 20 de septiembre desde tempranas horas, voluntarios llegaron con escobas, brochas y pintura para dar “una manito de gato” al espacio donde se venera al Príncipe, ingreso norte de la ciudad, no se trata solo de estética, explican los priostes, sino de un acto de devoción que simboliza el amor y el respeto hacia la figura religiosa que guía la vida espiritual de los salcedenses.
La capacidad de organización es evidente, cada prioste cuenta con equipos de apoyo, vecinos y amigos que se suman de manera desinteresada. Por su parte Rubén Enrique Velasteguí, uno de los portadores, explica que la motivación no es económica, sino de fe, “aquí todos colaboran sienten que esta tradición es parte de su identidad, incluso compatriotas que residen en Estados Unidos y España llaman para ofrecer ayuda, la fiesta del Príncipe San Miguel no tiene fronteras”.
La novena, que se inició el 20 de septiembre, se convierte en un espacio de encuentro entre lo religioso y lo cultural; sin embargo, Arias admite que existe preocupación por la situación del país, lo que podría haber afectado las programaciones culturales, aun así, insiste en que el fervor y la esperanza en el patrono permitirán que las festividades se desarrollen con éxito.
La tradición de los priostes es uno de los pilares de esta celebración, cada año, cinco son elegidos para liderar la organización, asumiendo un compromiso que implica tiempo, esfuerzo y recursos.
Esta práctica, que se mantiene desde hace varias décadas, es considerada un patrimonio vivo que refuerza la identidad del pueblo salcedense, “no podemos cambiar esta costumbre porque es parte de nuestra historia, lo importante es que las nuevas generaciones se sientan involucradas y continúen con la fe y la devoción”.
La comunidad espera que el proceso de salvaguardia cultural en el que se trabaja logre consolidar la fiesta como patrimonio inmaterial del Ecuador, para los devotos, este reconocimiento sería un respaldo institucional al esfuerzo que, año tras año, realizan para mantener viva la tradición.
Más allá de las dificultades, lo que resalta es la unión, en medio de cambios administrativos en la delimitación de barrios, la población demuestra que la fe en el Príncipe San Miguel supera cualquier diferencia.
Los aportes son voluntarios y a través de las tradicionales jochas, unos dan la orquestas, otros bandas de pueblo y todos contribuyen con lo que está a su alcance para el desarrollo de la fiesta, “lo más hermoso es ver cómo esta devoción llega a los niños y jóvenes, ellos bailan, participan en las jochas y se sienten orgullosos de ser parte de esta historia, son ellos quienes deberán continuar con la tradición”, añade Velasteguí.
Así, Salcedo celebra el día hoy la fiesta de su patrono, entre oraciones, procesión y bailes propios de sus 33 personajes únicos de esta fiesta, sus devotos, con fe y entusiasmo renuevan el pacto de amor y respeto hacia una tradición que ha trascendido el tiempo y las fronteras en honor a su patrono Príncipe San Miguel.