By Son los informes que nos dan a conocer algo que ignorábamos. Desde la invención de la imprenta y el aparecimiento de los periódicos, todo acontecimiento de importancia era publicado en los diarios que circulaban en ámbitos reducidos de ciudades y países.
Ahora los medios de comunicación escritos, radiales o televisivos con sus noticias y hasta fotografías falsas y con, comentarios de periodistas comprometidos con los intereses de gobiernos o de poderosos grupos de multimillonarios, influyen en las personas y estas, en su mayoría, creen a pie juntillas, en lo que leen, escuchan o ven repetidamente cada hora, cada minuto; es un verdadero lavado del cerebro diario, que mueve a las personas a comprar, usar o consumir determinado producto, a votar por tal o cual candidato, a amar o despreciar a tal o cual artista o personaje público, o a uno u otro equipo y a apoyar alguna causa o proyecto. No razonan, no analizan si la información que reciben tiene fundamentos verdaderos o falsos; dan por cierto todo lo que les llega.
Desde luego, por fortuna, existen ciertos pequeños medios de comunicación, sobre todo en provincias, que no utilizan los servicios de esas agencias de prensa, y que sí proceden éticamente, cumpliendo el deber que asumieron de informar la verdad.
Actualmente la información que se transmite utilizando las vías que proporciona el Internet, es un verdadero e incontrolable sunami de verdades y mentiras sobre todos los temas que puedan imaginarse.
