En el kilómetro 60 de la vía Salcedo-Tena, un pequeño paraíso escondido en el corazón de Cotopaxi, la comunidad de Los Carmelos vive una transformación. Una transformación marcada por la historia, la tradición, la fe y, sobre todo, el esfuerzo colectivo por mejorar la vida de sus habitantes y poner en valor su identidad cultural y natural.
Luis Barreros, el representante de la asociación de colonos, es uno de los principales impulsores de este cambio. Con una mezcla de orgullo y gratitud, señala que, por primera vez, la comunidad ha logrado visibilizarse ante las autoridades locales, quienes se han acercado al sector para colaborar en sus iniciativas. “Siempre hemos trabajado por esto, pero nunca habíamos tenido la oportunidad de mostrar lo que realmente somos. Es un honor tener la imagen religiosa, las autoridades más cerca y sentir el apoyo”, comenta.
El trabajo de los colonos de Los Carmelos no es reciente. Durante años, han organizado eventos culturales como ciclopaseos y celebraciones para fortalecer los lazos comunitarios y atraer a los visitantes. De alguna manera, esas actividades también han sido una manera de resistir a la indiferencia y dejar claro que Los Carmelos existe, que su gente tiene historia y merece ser reconocida. “Hemos celebrado fechas como el Día de la Raza, hemos tenido fotografías de los momentos vividos, y seguimos trabajando para darle vida a este sector”, comenta Barreros con una sonrisa. Sin embargo, detrás de esa sonrisa hay una preocupación: que el esfuerzo por darle un futuro a este lugar no sea en vano.
Los Carmelos es un lugar que no solo destaca por su belleza natural, sino también por la rica historia que encierra. Barreros recuerda, con una mezcla de nostalgia y misterio, las historias de los primeros habitantes de la zona. “Aquí estuvieron los primeros habitantes. Fue un hijo de García Moreno quien empezó a trabajar en esta zona”, dice, mientras mira hacia las montañas que rodean el sector. La historia de Los Carmelos está entrelazada con relatos de tesoros escondidos, personajes ilustres y la lucha por el progreso. Asegura que, según la tradición oral, en la antigua hacienda de Cumbijín, el dueño, conocido como Niño García, habría escondido grandes tesoros. Entre ellos, fusiles y objetos valiosos, cuyo paradero aún es un misterio.
Las leyendas no terminan ahí. Barreros cuenta que el nombre de la comunidad proviene de una trágica historia. “Anatenorio fue una mujer indígena que trabajaba en la cosecha de oro”, relata, mientras señala una zona cercana. Según la leyenda, la mujer fue víctima de un ataque de un oso, y su esposo, al regresar de Píllaro, la encontró decapitada. La historia terminó con el nombre de Ana Tenorio, una mezcla de su primer nombre, Ana, y el apellido Tenorio, que aún perdura en la memoria de los habitantes.
La religión también juega un papel central en la vida de los colonos. Este año, por primera vez, la comunidad celebró una misa en honor a la Virgen de la Carmela, la patrona del sector. El reverendo Iván Cujín, quien dirigió la ceremonia, enfatizó el papel de la fe en la vida cotidiana de los habitantes. “Dios siempre busca lo mejor para su pueblo. Estar aquí, en este hermoso lugar, es una bendición”, comentó Cujín, mientras veía a los feligreses rezar bajo un cielo despejado. Para él, la comunidad de Los Carmelos representa un ejemplo de fe, resistencia y esperanza. “Dios busca lo mejor para nosotros, igual que un padre busca lo mejor para sus hijos”, añadió.
Pero la fe no es lo único que une a los colonos. El trabajo en conjunto también es fundamental para los habitantes del kilómetro 60. Los esfuerzos por mejorar la infraestructura de la zona han comenzado a dar frutos. A través de gestiones con las autoridades locales, la comunidad logró la rehabilitación de la vía, la apertura de pasos de agua y otros proyectos que han mejorado la calidad de vida de los colonos. Víctor Hugo Tercero, presidente de la Federación de Comunas Unidas de Salcedo (FECOS), destacó la importancia de la colaboración entre las autoridades y los colonos. “La gestión ha sido fundamental. Hoy estamos aquí, celebrando nuestras tradiciones y con una nueva esperanza para el futuro”, expresó con entusiasmo.
El impulso al turismo comunitario es otro de los objetivos clave de la comunidad. Los Carmelos no solo busca consolidarse como un destino turístico, sino también como un lugar donde la naturaleza, la historia y la cultura se fusionen. En el sector, los visitantes pueden disfrutar de diversas actividades como pesca deportiva, ciclismo y caminatas ecológicas. Además, los colonos han apostado por la gastronomía local, ofreciendo truchas frescas preparadas a la leña, un plato típico que los turistas pueden degustar mientras disfrutan del paisaje.
El alcalde de Salcedo, quien estuvo presente durante las festividades, expresó su apoyo al proyecto de turismo comunitario. “Este sector tiene un enorme potencial. Con la historia, la cultura y la belleza natural de la zona, podemos generar empleo y mejorar la economía local”, comentó. Además, destacó que la comunidad ha logrado mantener un equilibrio con el medio ambiente, respetando las tradiciones y trabajando por la conservación de su entorno. “Aquí tenemos un aire limpio, paisajes vírgenes y una flora y fauna únicas. Es un lugar que merece ser visitado”, agregó el alcalde.
El Parque Nacional Llanganates, ubicado cerca de Los Carmelos, es otro de los atractivos turísticos de la zona. Con más de 70 lagunas, el parque es un lugar ideal para quienes buscan disfrutar de la naturaleza en su estado más puro. La comunidad ha trabajado para promover actividades como la llamingada, una festividad que celebra la belleza de la naturaleza y atrae a turistas nacionales e internacionales. “Queremos que la gente conozca lo que tenemos aquí, que vengan y disfruten de la naturaleza”, expresó Tercero.
Los Carmelos está en camino de convertirse en un destino turístico sostenible, un lugar donde los visitantes pueden disfrutar de la tranquilidad, la historia y la belleza natural. Pero más allá de eso, la comunidad está luchando por que su identidad no sea olvidada, por que su gente reciba el reconocimiento que merece y por que el futuro de Los Carmelos sea próspero y lleno de oportunidades. Como dice Luis Barreros, “Este lugar tiene vida, tiene historia, y sobre todo, tiene futuro”. Y es que, en este rincón de Cotopaxi, el trabajo, la fe y la esperanza se combinan para construir un futuro mejor para todos.