Desde que tenía uso de razón aprendió, solo observando a su padre, a manejar una camioneta, luego un tractor y posteriormente todo tipo de vehículos, sean grandes o pequeños; los automotores, así como la mecánica, además del campo y la producción son las pasiones de un señor que a pesar del paso de los años mantiene su buen carácter, su sonrisa, su franqueza y especialmente su nobleza del alma.
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En el legendario colegio Vicente León se lo recuerda por su forma de ser, por sus travesuras y sobre todo por sus grandes anécdotas, hechos y acontecimientos que marcaron una época en el establecimiento educativo alrededor del cual giró nuestra ciudad por espacio de muchas décadas.
Se trata de Paco Naranjo Iturralde, así a secas Paco, como le conocen sus familiares y sus amigos que los tiene regados por todo el mundo y de los que se acuerda permanentemente, de forma especial sus amigos de Latacunga con los que creció, con los que aprendió los secretos de la mecánica que le llevaron a conocer los más diversos talleres mecánicos de nuestra ciudad a los que llegaba frecuentemente con mucha curiosidad de aprender o para arreglar los tractores que tenía su padre en su propiedad del campo.
Paco Naranjo es un hombre de muchas cualidades y habilidades, un amigo de verdad, un caballero con nobles sentimientos y altos valores.
Es uno de los más antiguos miembros del tradicional club Los Quince con quienes ha pasado una serie de acontecimientos; muchas veces venía de Quito, donde residía, para asistir a las sesiones de Los Quince, las que terminaban tradicionalmente con el juego del cuarenta, chochos, tostado, queso, ají y un buen preparado. Tuvo la satisfacción de ser presidente del Club Los Quince y vocal de asuntos internacionales.
Latacungueño de verdad
De estudiante del Vicente León, fue cachiporrero y el enamorado de la hija del rector con la que se casó, doña Consuelito Martínez, con quien comparte estos agradables momentos de su agitada vida.
Con su amada esposa Consuelito procreó cuatro hijos, Francisco José; Juan Andrés; Manuel Trajano (+) y María del Consuelo, quienes le han dado y le siguen dando grandes satisfacciones.
Paco es el cuarto hermano de la familia Naranjo Iturralde. Sus padre Trajano Naranjo Jácome y Mercedes Iturralde. Son sus hermanos Trajano Enrique; Germánico; Elenita; Mercedes; Maximiliano; María Lucila; Mónica y Miguel Ángel.
Estudió el primer año donde las monjitas de La Caridad, el segundo año en la escuela Isidro Ayora; luego pasó a los Hermanos Cristianos donde terminó la primaria. Sus estudios secundarios los realizó en el Vicente León, establecimiento de la ciudad en la que dejó gratos recuerdos, muchas anécdotas y verdaderas leyendas; amigos y vicentinos hasta ahora, en diversas conversaciones, se acuerdan de Paco Naranjo, con sus frases bien elaboradas, su alegría, su inteligencia y su pasión por los automóviles y la velocidad. Se graduó también en el recordado colegio nocturno Cotopaxi en calidad de Contador Público, establecimiento del que guarda gatos recuerdos por sus profesores y compañeros; en esta calidad realizó un post grado en Argentina; además, se graduó en la Flacso, luego de cursar estudios virtuales.
Trabajó, durante su vida en algunas empresas e instituciones; en la empresa Upjohn Schering, fue visitador a médico y supervisor de equipos del Ministerio de Transporte; nunca se descuidó de la agricultura a la que ha estado ligado por siempre.
En su vida inquieta y de grandes propósitos
Paco Naranjo realizó, en dos ocasiones, la caminata denominada el Camino de Santiago de más de 120 kilómetros, los cuales se cubre en cinco o seis días. La primera lo realizó en 2018 y la segunda seis años después, a punto de cumplir 80 años, como demostración de sus capacidades, su estado físico y su determinación, la realizó en este 2024.
Pasión por la mecánica
Durante su vida ha cumplido una serie de actividades, siempre con el afán de conocer y descubrir los más diversos secretos de la vida de los seres humanos, nunca descuidó la agricultura; sin embargo, la pasión por la mecánica automotriz le llevó por los más diversos sectores y las más distintas mecánicas, desde las más grandes hasta las más pequeñas y humildes; en esta actividad hizo grandes amigos como Enrique Arcos Chávez, Jorge Sánchez, Leonardo Quintanilla, Raúl Guilcamaigua, Franklin Cabezas, mecánico y Juan Hidalgo, latero; estos dos últimos sus ayudantes en la empresa que se propuso realizar la réplica de un vehículo, así como otros mecánicos de grandes conocimientos.
Muy joven reparó el Jeep de su tío Luis Iturralde y todo carro que caía en sus manos era motivo de las más profundas inspecciones y evaluaciones para conocer de su sistema, de sus repuestos y su potencia. En su vida habrá tenido más de 50 vehículos, según las estimaciones que se han hecho.
Cuando algún amigo realizaba el arreglo o reparación de un vehículo, Paco Naranjo siempre trataba de ayudar en lo que podía; sin embargo, nadie le ganó, ni le ha ganado en cuanto a la adquisición de repuestos, es un verdadero máster, se sabe las huecas de los repuestos como otros de sus amigos se saben las huecas para la comida y la bebida.
Su apego a la mecánica nace en la casa de campo de su padre, con el maestro Marcelo Zapata quien reparaba los tractores de la propiedad; estas enseñanzas, sus observaciones, su sentido común, sus habilidades y la inteligencia, le permitieron aprender a reparar los motores de los tractores, lo que realizaba después, sin necesidad del técnico o del maestro mecánico. Luego pasó igual con los automotores. Con apenas 13 años y cuando en una reunión en la casa de su padre le solicitó que le diera comprando cigarrillos, igual le pidieron varios de los presentes. Paco, sin más ni más, buscó la llave y se fue en una camioneta de su padre, el susto fue grande, cuando regresó todos estaban esperándole en la puerta, Paquito no quería que le agarren para reclamarle y castigarle; al contrario, todos estaban muy contentos de ver a un casi niño manejando una camioneta y recibió muchos aplausos. Así nació su vida de chofer de la casa, desde joven, de estudiante del Vicente León, primero iba a dejar a sus hermanas en el colegio, luego de ir a ver la leche y llegaba atrasado; sin embargo, todo era permitido al fin y al cabo era el enamorado de la hija del rector, el doctor Homero Martínez.
Construir su propio carro
Y llegó el momento de hacer realidad uno de sus más grandes sueños e ilusiones, construir la réplica de un vehículo, la idea nació cuando en una mecánica de las tantas que ha visitado encontró una parte de la cabina de una camioneta Ford 1930; ese fue el inicio, desde ese momento se dedicó en cuerpo y alma a hacer realidad su objetivo, cumpliendo su gran ilusión.
Todos los días pensaba y analizaba la situación de su tarea, las piezas, los repuestos, en dónde encontrar, en dónde mandar a construir; así como poco a poco fue dando forma su ilusión, a su proyecto, a su propósito; demostrando, una vez más, sus cualidades, su conocimiento de la mecánica y los elementos propios pare llevar adelante una gran empresa.
Su idea primaria era realizar la construcción de la réplica del vehículo en Latacunga; sin embargo, se dio cuenta que muchas piezas no podían construirse en esta ciudad y tuvo que seguir con sus objetivo en la capital; sin embargo, en muchas ocasiones tuvo que regresara Latacunga en busca de algún maestro para realizar alguna tarea como la pieza que se encuentra en el frente del vehículo que fue realizada en Santán por el maestro Raúl Guilcamaigua; en Quito encontró mecánicas para conseguir repuestos y piezas, mientas que en nuestra ciudad, en el sector de Santán se realizaban algunas piezas de las latas y la carrocería, por eso valora en alto grado la capacidad de los mecánicos de Santán, en la parroquia Ignacio Flores de nuestra ciudad.
Cuando se le pregunta a Paco Naranjo cual es la pieza más difícil para realizar el vehículo señala que el guardafango delantero, fue el más complejo. Se trata de la réplica de una camioneta Ford 1930, con motor Alfa Romeo Giulia 1600 CC., igual al que tenía Augusto Custode. Es en definitiva Ford por fuera y Alfa Romeo por dentro, nos explica.
Cuando se le pregunta cuál fue el objetivo de construir la réplica de un carro, señala con un rostro de felicidad que cumplir la ilusión te da alegría y satisfacción, eso es lo que siento al haber hecho realidad un objetivo que parecía muy lejano.
Ocupado en la pandemia
Paco Naranjo en plena pandemia inició la tarea de la construcción de su vehículo en el año 2020, en su construcción se demoró 4 años y hoy tiene su vehículo construido con sus propias manos y el apoyo de sus ayudantes para celebrar sus 80 años de vida y demostrarle al mundo que cuando se trata de alcanzar sus ideales y sus metas no interesa la edad, sino la dedicación, la disciplina y fundamentalmente una actitud positiva para no dejarse vencer en el primer escollo.
Paco Naranjo Iturralde, con 80 años de edad, tiene la satisfacción de haber hecho realidad su sueño, construir la réplica de un vehículo; el vehículo está a sus órdenes camina, le saca a pasear, pero tiene un grave problemas con la matrícula, pues no tiene una concesionaria que haya importado la unidad, tampoco tiene un distribuidor que le haya vendido el automotor; ahora se encuentra en el grave problema; debe matricularlo y deberá realizar las gestiones para que pueda hacerlo considerando que es el autor de esta obra de la ingeniería, de la mecánica y de la dedicación.
Así como su paso por el Vicente León, con sus anécdotas y conversaciones, así como su participación activa y fundamental como ministro de Relaciones Exteriores del club Los Quince; Paco Naranjo ha pasado a la posteridad por esta acción que ha merecido una felicitación por parte del Sindicato de Mecánicos de Cotopaxi. Se ha graduado de muchas cosas, pero fundamentalmente se ha graduado de buena gente, de buen amigo y por sobre todo, de gran constructor.