¡Necesidad de segunda vuelta!

¡Necesidad de segunda vuelta!

En cada elección, el país y la ciudadanía se juegan su futuro, desarrollo y bienestar. En democracia, el voto es uno de los elementos que la caracterizan. La cuestión es, ¿sabemos elegir bien? Los candidatos, ¿están realmente sintonizados con las necesidades del país, de la ciudad, de la gente? De ahí que la representación está en cuestión debido a que, en la gran mayoría, pocos han sabido responder a la confianza ciudadana, el resto han terminado defraudando.

Las normas constantes en el mal llamado código de la democracia, contiene barreras que aseguren una efectiva participación. No es dable que, por ejemplo, los alcaldes Yunda y Muñoz hayan sido elegidos con apenas el 21.3% y 25,18%, en su orden, de los electores, cuya ciudad de Quito cuenta con 2.679.722 habitantes, y es, como sabemos, distrito metropolitano y por tanto requiere un mayor grado de atención por parte de sus representantes. Los alcaldes deben acceder al puesto con el mayor respaldo posible y asegurar una adecuada gestión.

En el caso de nuestra capital de la república, la ausencia de atención a todos los sectores que conforman el distrito metropolitano, ha llevado a varios dirigentes de los sectores de Cumbaya, Puembo, Pifo, Nayón y otros, a buscar una administración independiente constituyéndose en nuevo cantón. ¿Razones? Varias: falta de atención, abandono, falta de presupuesto, población suficiente, demandas insatisfechas, en fin. Varios alcaldes se oponen a esta pretensión y  han dado sus razones.

La cuestión de fondo, por supuesto, es que no hay liderazgo, capacidad de gestión y gente técnica preparada para trabajar. La ciudad no es la de antes, señorial y acogedora; se la ve descuidada y abandonada a su suerte. La reacción del alcalde, asustado y descolocado, ha sacado del sombrero de mago dos propuestas de resolución para consideración del Concejo metropolitano: (i) determinar la unidad e indivisibilidad del territorio; y, (ii) el aumento de los niveles de desconcentración en las parroquias de Quito. 

No puede estar la ciudad sometida a medidas coyunturales, cortoplacistas, para pasar el susto: se debe exigir soluciones legales y administrativas estructurales, técnicamente sustentadas y de largo plazo. Para comenzar, el concejo debe de manera urgente dotar a las administraciones zonales de suficientes recursos económicos para que actúen de inmediato en la solución de problemas. Asimismo, evitar que los concejales se inmiscuyan en la parte operativa y de gestión y limitarse exclusivamente a su legislar y fiscalizar.

En lo de fondo, resulta urgente que se tramite una reforma a las leyes electorales de manera que la elección de los alcaldes se realice en segunda vuelta. Institucionalizar las ciudades es urgente y mandatorio. Todos estos desordenes políticos y desmadres son el resultado de tener una constitución, la del 2008, ideada por los sapos vivos del socialismo del siglo XXI, cuyo fracaso es evidente y ya no atinan cómo defender este proyecto pernicioso.  

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