Este sábado 21 de septiembre se realizó la Caminata por la Paz organizada por la Mesa Redonda de Cotopaxi en la hacienda Colcas en donde se develó un monumento a la Paz con la compañía de autoridades encabezada por la vicealcaldesa del Cantón Latacunga María Esther Veloz. El evento marca el 25º aniversario de la adopción por la Asamblea General de las Naciones Unidas de la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz, un hito que acentúa el compromiso global por la construcción de sociedades más justas y pacíficas. En esta ocasión, vale la pena recordar que la paz no se limita a la mera ausencia de conflictos, sino que implica un proceso continuo y participativo, basado en el diálogo, la comprensión y la cooperación mutua. Esta caminata es un ejemplo evidente de cómo las comunidades locales están poniendo en práctica estos ideales, que unió a cientos de personas en una muestra de solidaridad, donde se establece no solo como una protesta contra la violencia, sino como un llamado a la construcción de un mundo donde reine la tolerancia, el respeto y la comprensión. Con esta iniciativa, se fortalece el mensaje de que el verdadero cambio comienza desde la base: la familia, la comunidad la educación.
La educación ha sido siempre el núcleo fundamental de cualquier transformación positiva en la humanidad. Tal como lo proclamó la UNESCO, puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, donde debe erigirse los baluartes de la paz. Esto destaca la importancia de enseñar a las nuevas generaciones los valores de la paz, el respeto mutuo y la coexistencia pacífica. Es a través de la educación formal e informal que se siembran las semillas de una cultura de paz, que trasciende fronteras y une a las naciones y comunidades en un esfuerzo común por un futuro mejor.
En un mundo marcado por tensiones geopolíticas y conflictos dilatados, la necesidad de cultivar una cultura de paz es más urgente que nunca. Este aniversario debe ser un recordatorio de que la paz no es un estado estático, sino un esfuerzo continuo que demanda la contribución activa de todos los sectores de la sociedad. Debemos promover el diálogo, la cooperación y la solidaridad a todos los niveles, desde las familias hasta las instituciones educativas y los gobiernos.
El Día Internacional de la Paz, celebrado cada año, ofrece un momento para reflexionar sobre estos temas y renovar nuestro compromiso con la no violencia. Históricamente, este día ha sido un llamado a deponer las armas y respetar el alto el fuego. Sin embargo, también debe ser una oportunidad para que cada persona vea más allá de las diferencias y reconozca la humanidad compartida. Iniciativas como la Caminata por la Paz refuerzan este mensaje, mostrando que el camino hacia un mundo más pacífico comienza con pequeños gestos de solidaridad y empatía.
Nuestra supervivencia como comunidad global depende de nuestra capacidad para fomentar la paz, no solo como un ideal lejano, sino como una realidad tangible que construimos cada día a través de nuestras acciones y actitudes. La paz es un proceso que se alimenta del respeto, la tolerancia y la cooperación, que debemos comprometernos todos.