Una obra de amor y dedicación ha cambiado vidas desde el año 2000, se trata del comedor “Amor y Esperanza”, un espacio que nació con el propósito de ofrecer alimento, compañía y un sentido de pertenencia a los adultos mayores que en muchos casos, han sido olvidados por sus familias, la visión y determinación de Luz Velásquez, ex presidenta del Patronato de Salcedo y fundadora de este proyecto, han sido el motor que impulsa esta iniciativa, convirtiéndola en un ejemplo de solidaridad y compromiso comunitario.
La idea surgió en un momento de incertidumbre personal para Velásquez, entonces, mientras lideraba el Patronato, atravesaba una etapa complicada y consideró renunciar a sus responsabilidades, “estaba a punto de dejar todo, pero un buen esposo siempre sabe dar las palabras correctas, Guillermo me dijo: ‘esto está en tu corazón, tienes que hacerlo”, relata emocionada, inspirada por el apoyo de su familia y con la colaboración de los sacerdotes de Bellavista, Luz comenzó a dar forma a un proyecto que, en un principio, parecía un sueño lejano.
Los primeros pasos del comedor estuvieron marcados por el esfuerzo conjunto de la comunidad, un diputado local, conmovido por la causa, ofreció víveres esenciales, mientras que los sacerdotes aportaron verduras y hortalizas, “recuerdo que me dijeron: ‘Esto se hace porque se hace’, y así fue, en el año 2000 inauguramos el comedor con el compromiso de que esta obra no moriría, sino que crecería y continuaría por el bien de quienes más lo necesitan”, recuerda Velásquez.
El comedor “Amor y Esperanza” inició sus actividades atendiendo a 30 adultos mayores, a quienes Luz buscaba personalmente en sus hogares para invitarlos a compartir un almuerzo. Al principio, las comidas se servían en un espacio adaptado en el mercado central, donde el esposo de Luz acondicionó un pequeño comedor, con el tiempo, el proyecto ganó visibilidad, atrayendo más beneficiarios y logrando mejorar sus instalaciones.
Hoy en día, el comedor cuenta con un espacio amplio, rodeado de áreas verdes que ofrecen tranquilidad y recreo a los adultos mayores, “es un lugar donde pueden sentirse como en sus propios hogares, aquí no solo encuentran un plato de comida, sino también cariño y dignidad”, comenta Velásquez, destacando la importancia de mantener vivo el espíritu del proyecto.
El crecimiento del comedor ha sido posible gracias al apoyo continuo de diversas administraciones municipales, las cuales han dado prioridad a esta iniciativa social, “quiero felicitar a quienes han continuado con esta labor, han puesto el corazón en ello, y se nota en los avances que hemos logrado”, reconoce Velásquez con gratitud.
Sin embargo, el éxito del comedor también depende del involucramiento de la comunidad, “hago un llamado a las personas para que se acerquen, que colaboren con el patronato, es una obra maravillosa que merece seguir creciendo”, enfatiza. Para Luz Velásquez, el verdadero valor del comedor radica en devolver a los adultos mayores un poco del amor y cuidado que ellos ofrecieron durante su vida.
Hoy, “Amor y Esperanza” no solo es un espacio para saciar el hambre, sino un refugio que alberga historias, memorias y sueños, a través de la dedicación de su fundadora y el respaldo de la comunidad, este comedor ha demostrado que la solidaridad puede transformar realidades.