La capitanía, organizada por las asociaciones de devotos de La Merced, se cumplió con fe y entusiasmo, rindiendo homenaje a la Patrona del volcán Cotopaxi. Esta expresión cultural volvió a confirmar su vigencia y su fuerza como símbolo de identidad para la ciudad y el país.
La jornada inició este miércoles 24 de septiembre en horas de la mañana con la misa solemne celebrada a las afueras de la iglesia de La Merced, donde cientos de feligreses se dieron cita para agradecer y encomendarse a la Virgen antes del desfile central.
Una vez concluida la misa, cerca de 75 comparsas comenzaron su recorrido, llenando las calles de música, danza y color. La tradición se reflejó desde muy temprana edad, con niños y niñas que, con sus disfraces, arrancaron sonrisas y aplausos de quienes los observaban.
Los pequeños bailaban al son de las bandas de pueblo, acompañados de sus madres, quienes aseguraban que la participación es un acto de fe y gratitud a la Virgen de Mercedes.
Jóvenes y adultos también fueron protagonistas de la festividad. Algunos demostraron su preparación con coreografías que animaban a los asistentes, mientras que otros cargaban las tradicionales ashangas: estructuras de carrizo con canastas adornadas con alimentos, licor y ofrendas, que representaban un sacrificio y un homenaje a la Patrona.
Las cholas desplegaron su belleza y su gracia en cada baile, mientras los negritos entonaban sus loas, unas picarescas, otras de amor, y muchas en honor a la Virgen, manteniendo la esencia viva de esta manifestación cultural.
Los personajes principales de la Mama Negra también estuvieron presentes, cumpliendo con los honores tradicionales que se realizan en los bajos de la imagen de la Virgen en el barrio El Calvario, un momento de profunda significación religiosa y cultural.
Aunque el recorrido debió modificarse por el traslado de la sede presidencial a Latacunga, lo que obligó a cerrar varias calles del centro histórico, personajes como huacos, camisonas y otros distintivos de la fiesta se desenvolvieron sin mayores inconvenientes, manteniendo la alegría y el esplendor de la tradición.
A lo largo de todo el trayecto, miles de personas se ubicaron en aceras y balcones para disfrutar de la fiesta cultural más representativa del cantón, la provincia y el país, que una vez más demostró su capacidad de convocatoria, emocionar y unir a generaciones enteras bajo la devoción a la Virgen de las Mercedes.