Todos los recursos y servicios ecológicos de los ecosistemas de la Tierra podrían regenerarse durante los 365 días del 2024, pero la humanidad ya los consumió y agotó en sólo 7 meses y a partir del 1 de agosto hemos entrado en déficit ecológico, o sea, estamos utilizando y consumiendo las reservas naturales, por tanto, disminuyendo y destruyendo el capital natural, esto significa también que la humanidad está utilizando o consumiendo a un ritmo 1.7 veces más rápido de lo que el ecosistema global puede regenerarse.
Las investigaciones a nivel mundial determinaron que el 1 de agosto del año en curso fue el Día de Sobregiro o de Sobrecapacidad de la Tierra, también llamado Día de la Deuda Ecológica; este hecho significa también que el 1 de agosto es el promedio mundial, y el promedio de todos los países, y ni toda la humanidad ni todos los países tienen la misma tasa de uso y consumo de recursos. Así la Red de la Huella Global ha calculado el Día de Sobregiro de cada país.
Qatar es el más depredador, pues su ritmo de consumo equivale a usar más de 5 planetas tierra y si toda la población humana consumiera a los volúmenes y velocidad de ese país, el Día de Sobregiro habría ocurrido el 11 de febrero; en cambio, Ecuador e Indonesia son los menos depredadores pues su Día de Sobregiro ocurrirá el 24 de noviembre; Después de Qatar está Luxemburgo 20 de febrero, y luego Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Bélgica, todos ellos con días de sobregiro que ocurrieron en marzo del 2024; si todo el mundo consumiera al ritmo de cualquiera de estos 5 países se necesitarían 5 planetas tierra para sostener el consumo mundial.
El desarrollo sostenible consiste en satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades. Sin embargo, si contrastamos la aspiración al desarrollo sostenible y de la biocapacidad de regeneración biológica del planeta, podemos concluir sin ninguna duda que no existe desarrollo sostenible o sustentable a nivel mundial ni tampoco a nivel de algún país, Esto se debe, principalmente, al propio carácter del sistema socioeconómico capitalista vigente en casi todo el mundo, que se rige por el fomento del consumismo y el derroche.
La falta de sustentabilidad a nivel planetario también se debe a los esfuerzos de casi todos los gobiernos del mundo por conseguir el más alto producto interno bruto de sus países, como supuesto indicador macroeconómico de desarrollo, prosperidad y bienestar, en el entendido de que mientras más crezca la economía de un país habrá mayor desarrollo. En realidad, el PIB, y otros indicadores que fueron elaborados en la década de los 30 son falsos y obsoletos indicadores de desarrollo y bienestar.
La contradicción entre un volumen de la economía, explotación de recursos y consumo mundial cada vez mayores, versus la disminución de las reservas ecológicas disponibles y la degradación de los ecosistemas, no puede continuar indefinidamente, y nos acercamos cada vez más y más al punto en que los recursos naturales se agoten y que los ecosistemas colapsen y, a consecuencia de ello, al colapso del propio sistema socioeconómico capitalista global.