Con el paisaje veraniego aparecen muchas bocas de fuego a lo largo de la cordillera occidental, esta es una vieja costumbre de los indígenas, que según dicen, prendiendo fuego a los pajonales logran irritar al cielo para que llueva.
Ya es hora de que las autoridades impartan charlas en las comunidades alejadas de la cordillera para explicar a esa población el grave daño ambiental que están ocasionando con estas absurdas creencias, que acaban con la poca esponja natural que queda en estos sitios, empeorando de esta manera la situación del agua en todo nuestro valle.
Primero se les permite seguir cultivando cada vez más arriba sin respetar la frontera de los páramos, después como gran pretexto no encuentran mejor justificativo que culpar a las avionetas de la escuela de pilotos de que son los causantes de las sequías, pero claro según ellos destruyendo los pajonales con sus cultivos arbitrarios en altura e incendiando los mismos para ahorrase desmontarlos, no están haciendo nada.
Es una situación contradictoria la que se vive en la cordillera mientras esta población se queja de la falta de lluvias, hacen hasta lo imposible para que la riqueza de los páramos y sus pajonales desaparezca para siempre por sus malas prácticas y abusos a la naturaleza.