Ecuador vive un largo feriado por el Día de los Difuntos y la Independencia de Cuenca. Los días de descanso vienen desde el sábado 1 hasta el martes 4 de noviembre, lo que representa una excelente oportunidad para descansar, viajar, disfrutar de actividades recreativas con familiares y amigos.
Y en otros casos reactivar la economía familiar y de emprendimientos en las ferias como en la parroquia La Victoria y otras, posiblemente afectadas por el reciente paro y otras por la problemática que vive el cantón Pujilí con el tema de las autoridades municipales, que han afectado el normal desarrollo de actividades.
Por ello, el Día de los Difuntos del domingo 2 de noviembre según el gobierno fue trasladado al martes 4 y la Independencia de Cuenca para este lunes 3 de noviembre; es decir, del 1 al 4 de noviembre, hay un espacio suficiente para cumplir varios objetivos con la familia, sus allegados o en el ámbito laboral.
En cuanto a la celebración misma de cada año se puede resaltar que cada 2 de noviembre, el país se une en un profundo acto de memoria y devoción para conmemorar el Día de los Finados y Santos Difuntos, una de las fechas más significativas del calendario cultural ecuatoriano. En esta jornada, miles de familias acuden a los cementerios para rendir homenaje a sus seres queridos con flores, oraciones y alimentos tradicionales que simbolizan el vínculo entre la vida y la muerte.
En distintas provincias, especialmente en la Sierra y Amazonía, se mantiene viva la costumbre de compartir la colada morada y las guaguas de pan, preparaciones que combinan sabores ancestrales y elementos religiosos. La colada, elaborada con maíz morado, frutas nativas, hierbas aromáticas y especias, representa la conexión con la tierra; mientras que las guaguas de pan, figuras de masa con forma de niño o niña, evocan el ciclo de la vida.
El origen de esta celebración se remonta a las culturas andinas precolombinas, que honraban a los ancestros con rituales, ofrendas y alimentos como muestra de respeto. Con la llegada del cristianismo, estas prácticas se fusionaron con la festividad católica del Día de Todos los Santos y los Fieles Difuntos, dando lugar a una expresión única de sincretismo cultural.
Hoy, más allá del acto religioso, la fecha se vive como una oportunidad para reflexionar sobre la memoria, la familia y la identidad. En comunas indígenas, como en Cotopaxi, Chimborazo o Imbabura, se realizan mingas en los cementerios, donde los familiares comparten alimentos y música junto a las tumbas, reafirmando la continuidad entre los vivos y los muertos.
La subsecretaría de Cultura y Patrimonio destaca esta conmemoración como Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador, promoviendo su preservación y transmisión a las nuevas generaciones.
![]()
