FISCALÍA

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Con el paso de los años, en democracia, ha quedado en evidencia donde se encuentra el verdadero poder político, alejado de los espejismos construidos en discursos de barricada, ocultando la verdad y creando un mundo de ficción.  Empecemos por asimilar la importancia estratégica del Cuarto Poder (CNE) concebido en Madrid, perfeccionado en Caracas, incluido en la Constitución de Montecristi de 2008. Está destinado a decidir “quien gana las elecciones”, cuya importancia ha quedado en evidencia en el sainete montado por el autócrata, descarado dictador Maduro y su círculo de corrupción. Una cosa es lo que decide el pueblo y otra lo que dice la autoridad electoral que, con apenas cinco individuos, resuelve en última instancia, a pretexto de “soberanía” que más bien es “impunidad”.

El Quinto Poder, conformado de manera fraudulenta por cinco personajes de dudosa reputación, supuestamente apartados de las tiendas políticas, está destinado a designar más de cuarenta autoridades de control, bajo las acomodadas reglas establecidas entre gallos y media noche, para favorecer a quienes han sido previamente seleccionados por la oligarquía política, que gobierna desde la oscuridad.  Es decir, que con solamente tomar control de esta decena de super poderosos, se tendría control de lo que pasa en el país. El diabólico “proyecto político del SS XXI” tomó control del país, precisamente cuando introdujo esta novedad en la Constitución y se aseguró de colocar en estos dos entes de poder, a allegados cuya conciencia estaría captada irreversiblemente.

Entendiendo esta relación de poder, Lenín Moreno lanzó un dardo mortal contra lo que llamó “una pendejada de revolución” y elevó a consulta popular el nombramiento del CPCCS de transición, con amplias facultades para rever los espurios nombramientos hechos a medida del aprendiz de dictador, en la década anterior. Ese golpe mortal, no sería jamás perdonado por sus anteriores compañeritos. Así se desactivó la bomba que nos heredó el antecesor, que no debía ser tocada, en al menos cinco años, con la esperanza de que el único caudillo que ha parido la revolución ciudadana, vuelva, cobijado por la impunidad.

Este complicado tinglado, es necesario para comprender la estrategia que el gobierno de la década más corrupta que ha vivido el Ecuador, construyó para lograr impunidad para sus camaradas. En el siguiente nivel de poder, encontramos autoridades de control claves para la tranquilidad de los corruptos. Una de ellas, el fiscal general, que tiene a su Con el paso de los años, en democracia, ha quedado en evidencia donde se encuentra el verdadero poder político, alejado de los espejismos construidos en discursos de barricada, ocultando la verdad y creando un mundo de ficción.  Empecemos por asimilar la importancia estratégica del Cuarto Poder (CNE) concebido en Madrid, perfeccionado en Caracas, incluido en la Constitución de Montecristi de 2008. Está destinado a decidir “quien gana las elecciones”, cuya importancia ha quedado en evidencia en el sainete montado por el autócrata, descarado dictador Maduro y su círculo de corrupción. Una cosa es lo que decide el pueblo y otra lo que dice la autoridad electoral que, con apenas cinco individuos, resuelve en última instancia, a pretexto de “soberanía” que más bien es “impunidad”.

El Quinto Poder, conformado de manera fraudulenta por cinco personajes de dudosa reputación, supuestamente apartados de las tiendas políticas, está destinado a designar más de cuarenta autoridades de control, bajo las acomodadas reglas establecidas entre gallos y media noche, para favorecer a quienes han sido previamente seleccionados por la oligarquía política, que gobierna desde la oscuridad.  Es decir, que con solamente tomar control de esta decena de super poderosos, se tendría control de lo que pasa en el país. El diabólico “proyecto político del SS XXI” tomó control del país, precisamente cuando introdujo esta novedad en la Constitución y se aseguró de colocar en estos dos entes de poder, a allegados cuya conciencia estaría captada irreversiblemente.

Entendiendo esta relación de poder, Lenín Moreno lanzó un dardo mortal contra lo que llamó “una pendejada de revolución” y elevó a consulta popular el nombramiento del CPCCS de transición, con amplias facultades para rever los espurios nombramientos hechos a medida del aprendiz de dictador, en la década anterior. Ese golpe mortal, no sería jamás perdonado por sus anteriores compañeritos. Así se desactivó la bomba que nos heredó el antecesor, que no debía ser tocada, en al menos cinco años, con la esperanza de que el único caudillo que ha parido la revolución ciudadana, vuelva, cobijado por la impunidad.

Este complicado tinglado, es necesario para comprender la estrategia que el gobierno de la década más corrupta que ha vivido el Ecuador, construyó para lograr impunidad para sus camaradas. En el siguiente nivel de poder, encontramos autoridades de control claves para la tranquilidad de los corruptos. Una de ellas, el fiscal general, que tiene a su cargo el abrir o cerrar los ojos ante delitos que puedan cometer los funcionarios públicos. Entonces, despierta las alertas de los choros de cuello blanco, el nombramiento de personajes alejados de su círculo de corrupción, como es Diana Salazar.

Al acercarse el término del periodo de la fiscal Salazar, la delincuencia está activada para buscar, por todos los medios posibles, que se nombre “alguien manejable” con la esperanza, no solamente de terminar la audazmente llamada “persecución” sino frenar todos los casos en marcha y deshacer los que tienen sentencia en firme. Empezando por el cabecilla de la banda que está aburrido de pagar aislamiento en Bélgica. Es decir, que el futuro de este proyecto político, depende de la capacidad de bloquear toda intención de hacerles pagar por los delitos cometidos, y liberar sus perversas intenciones de gobernar al estilo Castro, per sécula seculorum.

Lo que está en juego, no es el interés personal de Diana Salazar. Ella representa la intención patriota de todo ecuatoriano que desea liberar a nuestro país del yugo de la corrupción, recuperando la libertad para construir un país sostenible y con oportunidades legítimas para todos, en paz y confraternidad. Los que queremos un país libre de corrupción debemos levantar la voz.

¡RESPALDEMOS A DIANA!cargo el abrir o cerrar los ojos ante delitos que puedan cometer los funcionarios públicos. Entonces, despierta las alertas de los choros de cuello blanco, el nombramiento de personajes alejados de su círculo de corrupción, como es Diana Salazar.

Al acercarse el término del periodo de la fiscal Salazar, la delincuencia está activada para buscar, por todos los medios posibles, que se nombre “alguien manejable” con la esperanza, no solamente de terminar la audazmente llamada “persecución” sino frenar todos los casos en marcha y deshacer los que tienen sentencia en firme. Empezando por el cabecilla de la banda que está aburrido de pagar aislamiento en Bélgica. Es decir, que el futuro de este proyecto político, depende de la capacidad de bloquear toda intención de hacerles pagar por los delitos cometidos, y liberar sus perversas intenciones de gobernar al estilo Castro, per sécula seculorum.

Lo que está en juego, no es el interés personal de Diana Salazar. Ella representa la intención patriota de todo ecuatoriano que desea liberar a nuestro país del yugo de la corrupción, recuperando la libertad para construir un país sostenible y con oportunidades legítimas para todos, en paz y confraternidad. Los que queremos un país libre de corrupción debemos levantar la voz.

¡RESPALDEMOS A DIANA!

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