Estamos a punto de que finalice diciembre este es un tiempo de unión y de muchas celebraciones. Las familias se reúnen, las casas se llenan de luces y alegría, claro los que tiene Luz. Pero nuestros paisanos que decidieron viajar al sueño americano esta temporada navideña se combina con horas de mucho esfuerzo y tristeza, de no estar cerca de la familia, pero hay que aprovechar las jornadas laborales pues la actividad comercial y productiva en estos días se incrementa y a su vez tiene la mejor oportunidad de tener un poco más de dólares para enviar a sus familiares .
En estas épocas navideñas quienes están afuera buscan llegar con un poco de felicidad para quienes se quedaron en su tierra, es muy difícil estar lejos de nuestras familias pero las esperadas remesas que son fruto de un sacrificio y son producidas con nuestras manos, sobre todo llevan el sudor de nuestra frente y nos inspiran a soñar y algún dia regresar a darles un abrazo.
La familia siempre será nuestra principal inspiración, cuando decidimos viajar no sabíamos que nos enfrentaríamos a desiertos, fronteras, políticas, represión en algunos casos desesperación, pero sobre todo a la soledad, lo hacemos por un futuro mejor por nuestros hijos, para que nunca sufran y que no vivan las necesidades que vivimos en generaciones pasadas, por eso cada esfuerzo de hoy es una buena semilla llena de esperanza para un futuro mejor.
Cada noche en nuestros sueños se repite la idea de volver no solo por nuestras raíces, sino con la esperanza de volver a un país que nos permita vivir mejor, que nunca más nuestros hijos piensen en partir para sobrevivir, ojalá esto pase pronto, necesitamos que nuestro país, provincia y cantón sean dirigidos por líderes que tenga un don de servicio, que no solo lea historias de sacrificio, sino que las haya vivido y demostrado con hechos que sepa lo que duele y se sufre al partir desde los rincones más olvidados de nuestra tierra.
Un migrante entiende lo que significa dejarlo todo. Conoce las injusticias de la pobreza extrema, las carencias de un sistema roto, la impotencia de ver a los suyos sufrir. Pero también sabe construir desde cero, luchar por cada oportunidad y mantener viva la fe, incluso en los momentos más oscuros.
La migración forzada no es solo una estadística es una herida que duele en cada familia separada. Revertirla no será tarea fácil ni individual. Se avecinan tiempos inciertos para muchos migrantes en EE. UU, pero necesitamos trabajar juntos, como nación, donde las oportunidades sean para todos, donde el progreso llegue a cada pueblo, el sueño no debe ser el “sueño americano”, por la simple razón de que este requiere un sacrificio de vida y la ruptura de la familia. Y sin familia, todo lo demás no vale.
El gran objetivo debe ser el Sueño Ecuatoriano un país con educación moderna, salud, infraestructura digna y oportunidades basadas en la creatividad y los méritos del trabajo honrado. Donde los sacrificios de hoy sean el puente hacia un mejor futuro.
En esta Navidad habrá muchas mesas servidas y regalos ganados por el sacrificio migrante.
Reconozcamos que los dólares de este 2024 no solo son un pilar de nuestra economía, sino millones de horas de trabajo, esfuerzo y anhelo de volver a ver a una familia distante. El migrante merece ser reconocido, valorado y honrado, no solo como una cifra económica, sino como el corazón que mantiene vivo a todos los ecuatorianos.