Según el investigador Gonzalo Barriga Quevedo (+), los esposos Quevedo Iturralde procrearon dos hijos: Vicente y María Teresa.
El citado Vicente, de profesión platero (además filántropo), se casa con María Josefa del Pozo Figueroa el 25 de marzo de 1804 (Padrinos: Antonio y Nicolasa Pozo; testigos: José Viteri y Pedro Pobeda), los Quevedo Pozo fueron siete, el personaje que hoy conoceremos es el último, bautizado en Latacunga un 26 de abril de 1817, su madrina fue María Mercedes Quevedo (Curia Diocesana de Latacunga).
Sus primeros años, se desarrollaron en casa de su familia, ubicada en la actual calle Fernando Sánchez de Orellana y Manuel Maldonado, muy cerca a la plaza mayor de la ciudad. Una de las cualidades de su padre, fue el de formar adecuadamente a sus hijos, y es que resulta ser uno de los pocos casos de lograr profesionalizar a toda una familia en aquellos tiempos, que no era un asunto muy usual, y los hermanos José, Alejo, Timoteo y Rafael Quevedo Pozo fueron profesionales en Teología, Medicina, Agrimensura y Leyes respectivamente.
Lo tenemos a Rafael como un Abogado de la República para el ano de 1840, sus acciones no solo estuvieron encaminadas a la jurisprudencia, pues ya lo tenemos también como Institutor de una escuela central de niños en Latacunga, que pronto su capacidad se evidenció en el recién creado colegio Vicente León, pues para 1846 consta como profesor de filosofía, año en que fue nombrado segundo rector del plantel citado, fue además el primer rector latacungueño, luego de la administración del jesuita bogotano Rafael María Vásquez Gonzáles desde 1842.
Quevedo Pozo y el Colegio Vicente León
Su primera administración en el colegio vicentino, de 1846 a 1853 fue muy fructífera, simplemente anotar que en este período, fue el impulsor de la instalación de la primera imprenta para Latacunga, fue justamente el año de 1851, en que el Dr. Quevedo fue representante por la provincia de Pichincha en calidad de Diputado, y se fundó la Provincia de Cotopaxi, lo acompañó en este empeño el ambateño José Vásconez Mora, tema que conoceremos luego. La imprenta citada, inició temporalmente su gran accionar en casa del Dr. Quevedo, por falta de espacio en el plantel, en esta imprenta que se instala con fecha 31 de julio de 1851, trabaja en calidad de primer personero un señor llamado Manuel Crin, quien armó dicha imprenta según su propia declaratoria al Dr. Quevedo rector en 1850. Manuel Albán Terán es quien sucedió al citado Crin, como “oficial” de Albán tenemos a tanicuchense Felix Erigoien. Lo cierto es que esta imprenta trabajó muchas horas en favor de folletos, hojas volantes y ante todo, labores por pedido del Gobierno Nacional, tanto así que, para 1860 ya se piensa en la adquisición de otra imprenta, asunto que se efectuó un año después por la poca funcionalidad de la primera.
El Dr. Quevedo Pozo, fue un latacungueño que defendió siempre los intereses de sus conciudadanos, apoyó de manera efectiva en el proceso de concreción de la testamentaria del Dr. Vicente León para Latacunga. Su segunda administración fue de 1864 al 67.
En aquel 1851, fue nombrado Juez Letrado de Hacienda; además la institución recibió al maestro del Libertador Dn. Simón Rodríguez Carreño, quien en aquel año escribió y dedicó al colegio su obra : “Consejos de Amigo dados al Colegio de Latacunga”, donde de una manera inusual (y casi desordenada) aconseja como debe desarrollarse el plantel, en materias especialmente dedicadas al campo, a las artes manuales y hasta sugiere como deben ser los muebles para estudio. Allí pide Rodríguez al Dr. Quevedo, que no muestre a todos la obra, pues teme que no lo entiendan y que se burlen del pensamiento del venezolano, que era en algunos aspectos un adelantado en el tiempo. Aquí en Latacunga, Rodríguez vivió en casa de la familia Jácome en San Francisco, luego se sabe que residió en el pequeño convento de San Felipe, cuando lo regentaba el jesuita Rafael María Vásquez, quien recibió también al médico Camilo Marchizo en calidad de huésped, entonces tenemos en San Felipe a tres pensamientos tan divergentes como interesantes: los de un médico de la Independencia con ideas revolucionarias, un maestro como Rodríguez, no católico y siempre con emprendimientos de los que vivía en su día a día (como fabricar jabones, pólvora, velas, etc.) y un ilustrado como Vásquez, de quien se dice fue parte de la organización de la “noche septembrina” donde los complotados intentaron asesinar al Libertador Bolívar. Los detalles de la estadía y producción intelectual del Maestro Rodríguez, lo podemos conocer en la semblanza suya más adelante.
El colegio se vio favorecido en su administración en acciones, no solo de adelanto educativo, sino además en complementos de aquella acción, como incremento de la biblioteca, de los laboratorios de química y física, en la adquisición de propiedades, como una buena inversión al futuro del plantel, así es, pues para 1865 adquiere a Pablo Escudero las haciendas de Rumipamba y sus anexos Laigua y los páramos de Cuchiguasi (estos últimos en Angamarca), en un total de 26.912 pesos.
Para 1847 el Dr. Quevedo hizo ratificar por el Congreso Nacional el decreto de creación del colegio, además realiza la adquisición de un solar para ampliar la sede de la institución, lo hace por 169 pesos al ciudadano Juan Manuel Rodríguez, era abril de 1848 y correspondía a lo que fuera la placeta de los jesuitas; establece la enseñanza de francés en 1849, el primer profesor fue el Crnl. José Villerme. Desde 1847 en adelante hay preocupación para que el colegio regente una institución de educación primaria, es decir una escuela anexa, que en realidad fueron 3, dos de varones y una de niñas.
Para 1848, hace un recuento de la historia de la propiedad del colegio, desde que fue de los jesuitas, luego su remate, la adquisición (de la familia Montes y Rivas) y las siguientes inversiones como son corredores, habitaciones, capilla y los locales para las instituciones anexas. Para 1852 se interesa por la construcción de las áreas para el internado del plantel.
Lo cierto es que se preocupó hasta del destino de las columnas que fueran del templo jesuítico, encontradas por el artesano Virgilio Valverde (antepasado de los Santacruz Valverde) cuando se ampliaban los trabajos de infraestructura; columnas de piedra tallada que hoy se encuentran, unas en el colegio y otras en la sede de la Casa de la Cultura, felizmente rescatadas en 1852 por el Dr. Quevedo.
En 1853 el Dr. Quevedo entrega filantrópicamente al colegio, la suma de mil pesos, producto de su ejercicio profesional, por esta razón se manda a trabajar su retrato en gran formato, de cuerpo entero, que se encuentra en la biblioteca del colegio, junto al del Dr. José Antonio Cornejo Ozaeta de las mismas dimensiones.
En fin, el rectorado fue muy productivo y ejemplo para las administraciones contemporáneas y posteriores, así lo ratifica el primer historiador del plantel Sr. César Sandoval Viteri, en su obra por los 100 años del plantel. Un caso singular en la administración del plantel en calidad de rectores, se da en dos hijos del Dr. Quevedo Pozo: Belisario Quevedo Figueroa y Vicente Quevedo Maldonado, dos nietos: Belisario Quevedo Izurieta y Marco Tulio Varea Quevedo, dos bisnietos: José Gabriel Terán Varea y José Varea Donoso y un tataranieto: Rafael Lanas Varea.
Quevedo Pozo gobernador de la Provincia de Cotopaxi
Rafael Quevedo Pozo fue además Gobernador de la Provincia de Cotopaxi, sus períodos fueron: diciembre 1854-agosto 1855 / noviembre 1855-agosto 1856. Le sucedió en el cargo a su suegro José María Maldonado Riofrío en 1854 y luego le reemplazó en el mismo Bartolomé Donoso Mancheno en 1856.
Una de las acciones del Gobernador Quevedo, tiene que ver con la conformación de una singular e interesante comisión, provocada por el rector del colegio José Antonio Cornejo, para que se recepten criterios para la construcción de espacios para el internado del colegio; a esta comisión se integraron (según archivo de la Gobernación de Cotopaxi) los siguientes caballeros, en una sesión de carácter de extraordinaria en diciembre de 1855: Luis Anda (Juez Letrado), Rafael Aguirre (Jefe Político), los Alcaldes Municipales José María Rubio y Nicolás Sánchez Rendón y los Consejeros Municipales: Lázaro María Donoso, Miguel Toledo y José Miguel Sotomayor. Importante fue la opinión de los Agrimensores Públicos: Timoteo Quevedo Pozo, Francisco Gallegos y Miguel Sotomayor. Acompañó a esta comisión el Regente de Estudios (Director Provincial de Educación) Federico Quevedo y el Colector del colegio Fernando Miño.
Quienes habrían resuelto, por unanimidad, la construcción de un dormitorio, un pórtico entre otras pequeñas obras, todas éstas en favor del establecimiento del internado para el colegio.
Es importante señalar que la Gobernación de la provincia, era el espacio para la administración gubernamental en Cotopaxi, por lo tanto, las peticiones para obras tan variadas como caminos vecinales, mejoras en estructuras públicas educacionales especialmente, era un asunto de todos los días. En aquellos años, la Gobernación, el Municipio y el colegio Vicente León, eran las tres instituciones por las que circulaba la obra y opinión pública, además aquellas eran administradas por un grupo de ciudadanos probos, preparados y que tenían conocimiento de causa en cada una de las actuaciones y decisiones, donde se requería el complemento de cada una de ellas. En la parte espiritual, la Iglesia con sus templos regulares y seculares, eran también el complemento en esta acción pública, con una labor pastoral que venía de muchos años atrás.
Conocemos documentos relativos a los primeros meses de 1855 en la administración estatal del Dr. Quevedo, donde se pide por ejemplo, que se redistribuya la subvención que el gobierno entrega para la construcción del puente grande del río Cutuchi, donde, por ejemplo, Cusubamba solicita la construcción de una cárcel, de un local escolar y otras obras.
Quevedo indica que quienes tienen la palabra son los gobiernos parroquiales en concordancia con las municipalidades. Las solicitudes llegaban día a día, pero también las exigencias para que se cumplan las leyes de igual manera, asunto que las autoridades tenían que luchar de manera permanente.
La Gobernación tenía su sede en la actual esquina de las calles Fernando Sánchez de Orellana y Guayaquil, residencia de la familia Escudero Carrión. Este local era parte de la residencia de los Marqueses de Miraflores en la colonia y desde el inicio de la década de los años 30 del siglo XX, local de la Escuela de las Madres Bethlemitas, según documento que nos hace saber doña Enriqueta Velasco Iturralde, en el folleto de su autoría, por los 100 años de esta institución religiosa en Latacunga.
La Gobernación cambió su sede a finales del siglo XIX, cuando la adquirió a los herederos del potentado lojano José María Maldonado y además a otros dos propietarios ascendientes de la familia Almeida Naranjo en la actualidad.
El control del Gobierno estaba además enmarcado, en la correcta administración de la educación pública, distribución de maestros y autoridades en las diferentes parroquias de la provincia; control del contrabando de alcohol, adecuación de vías urbanas y rurales, nombramientos de funcionarios inclusive en el Municipio de la ciudad, aprobación de los llamados “fiadores” para la garantía de nombramientos de autoridades de control de las finanzas públicas. En fin, la sola revisión del archivo de la Gobernación, nos lleva a pensar de que, con el poco personal que poseía, debe haber sido complicada la administración de una provincia tan extensa como Cotopaxi, con zonas en Oriente, Sierra y Costa.
Quevedo Pozo legislador
Fue un Legislador muy conocido en el país, pues representó a las provincias de Pichincha (1851) cuando Presidente de la Constituyente Ramón de la Barrera; fue Legislador por León, cuando se aprobaron las reformas a la Constituyente de 1852; representó a León en la Constituyente de 1878, junto a Lorenzo Espinosa de los Monteros, Juan Donoso, Modesto Albuja y Antonio Enrique Arcos (Síntesis Histórica de la República del Ecuador, Legislación y Principales Hechos, Federico Trabuco, Quito 1968).
Fundación de la provincia de Cotopaxi
En marzo de 1851 fue con el ya citado Vásconez Mora, los diputados que fundaron la Provincia de Cotopaxi, con dos cantones: Latacunga (capital) y Ambato. Los debates fueron varios en muchos días. En octubre del mismo 1851 se cambió de denominación a Provincia de León, que se mantuvo como tal hasta mayo de 1938, que se le devolvió a denominar Cotopaxi, para esto ya contábamos con los cantones Pujilí (1852) y Salcedo (1919) y se incorporó Pangua en el mismo 38, por el decreto del Gral. Alberto Enríquez Gallo.
Gracias a su esfuerzo por esta fundación y por la defensa de los intereses de los cotopaxenses, incluida la defensa a los indígenas de la provincia (entre otras acciones más), el Salón de la Provincia lleva su nombre, gracias a la iniciativa del suscrito que fue propuesta al entonces Sr. Prefecto Jorge Guamán Coronel, quien acogió favorablemente la idea y por decisión del cuerpo edilicio del GAD Provincial, dicho salón lleva el nombre del Dr. Quevedo, donde se exhibe su retrato en gran formato, para conocimiento cívico de la ciudadanía.
Quevedo Pozo familia
En el aspecto afectivo, el Dr. Rafael Quevedo Pozo, se casó el 14 de noviembre de 1846, con María Trinidad Maldonado Proaño, los padrinos fueron Manuel Maldonado y Rafaela Izurieta. (Archivo Curia Diocesana de Latacunga).
La novia es hija del lojano José María Maldonado Riofrío y Luisa Proaño Yepez. El suegro del Dr. Quevedo formó tres extensas e importantes familias en Latacunga: los Maldonado Puente (en la peruana Carmen Puente), Maldonado Proaño (en la citada Luisa) y Maldonado Lescano (en Encarnación Lescano Cevallos). La familia de la señora Luisa Proaño Yepez, la tenemos en los Salcedo Proaño (del Padre Manuel Salcedo Legorburú), Pino Proaño (del prócer Calixto Pino Iturralde), solo para citar dos ejemplos.
Los Quevedo Maldonado fueron siete: María Luisa Isabel, María Josefa, Ana Filomena, José Vicente Rafael, José Rafael Feliciano, José María y Carlos Benjamín. Con aportes en Jurisprudencia, agrimensura, religión y mucho más.
El Dr. Quevedo formó familia con Mercedes Figueroa, quienes son padres de Belisario, padre a su vez del afamado Belisario Quevedo Izurieta.
Quevedo Pozo Corte Suprema de Justicia
Para esto se conoce que fue designado Ministro Juez y luego Presidente de la H. Corte Suprema de Justicia en 1874, producto de lo que queda dicho: prestigio, disciplina y perseverancia en su carrera jurídica.
Quevedo Pozo propiedades
Entre las muchas propiedades que adquirió el Dr. Quevedo, podemos nombrar su residencia en la actual calle Fernando Sánchez de Orellana, donde vivió su nieto José Augusto Quevedo Moscoso (frente de la Curia Diocesana). Además la extensísima hacienda obraje “Patoa”, en Pujilí, que la fue adquiriendo a su suegro desde, que años atrás fuera del prócer latacungueño Melchor de Benavides y Loma entre otros propietarios. El último descendiente en poseer esta propiedad (la antigua casa de hacienda: “Patoa de Quevedos”) fue su bisnieto Arq. Eduardo Meythaler Quevedo.
Falleció el Dr. Rafael Quevedo Pozo en Latacunga en 1886, tenía 69 anos de edad.
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