Afortunados

Muchos años atrás, durante mi adolescencia, tuvimos la suerte de recibir dos estudiantes de intercambio en nuestra casa, una de Alemania y otra de Francia. Si bien, las dos eran de culturas distintas y hablaban idiomas completamente diferentes, ambas compartían una personalidad extrovertida, agradable y la admirable ansiedad por aprender y conocer nuestro país. Se sentían más ecuatorianas que los mismos ecuatorianos, aprendieron de historia, geografía, política… y se maravillaron con nuestra comida.. Comieron de todo, desde los platillos más convencionales como empanadas y ceviches, hasta los más osados (desde el punto de vista de un extranjero) como cuy y catzos. Era tal su afición por las piñas, sandías, papayas, mandarinas y mangos, que incluso llegaron al punto de enfermarse. Nos divertía constatar que más de una vez compraron esas frutas a manera de regalo de cumpleaños para alguna de sus amigas de intercambio.

Como era de esperarse cuando llegó el fin de su estadía, regresaron a sus países tristes y con unos cuantos kilos demás. Cada vez que conversábamos por teléfono y les preguntabamos sobre qué era lo que más extrañaban de Ecuador, su respuesta siempre era la misma: la familia, los amigos y la comida… Años después, durante las ocasiones que volvieron de visita, a veces con algún familiar o amigo, más allá de viajar, conversar y disfrutar su compañía, su devoción por la comida se mantenía intacta.

Como era de esperarse, los locales, quienes teníamos al alcance de forma permanente tales manjares, veíamos esto con sorpresa y una buena dosis de humor. No podíamos entender aquella desesperación por la comida. En mi caso, así fue por varios años, hasta cuando tuve que emigrar. Esta experiencia, me hizo entender lo duro que es encontrar alimentos frescos a un precio accesible. Irónicamente resulta más barato comprar alimentos procesados como enlatados, pastas y galletas, en lugar de frutas y verduras frescas. A ello se suma, el sabor, no hay punto de comparación entre las frutas recién cosechadas de Ecuador y aquellas que maduraron en el viaje por meses hasta llegar a las perchas del supermercado.

Muchos se maravillan y sorprenden, cada vez que les cuento que en Ecuador por menos de $5 aún es posible encontrar un almuerzo con sopa, plato fuerte, jugo y hasta postre. Qué decir de las compras en los mercados, donde las medidas de transacción son 25 o 50 centavos, un dólar y siempre con yapa. Lo cierto es que desde la perspectiva de los consumidores, Ecuador resulta el paraíso cuando se trata de comer fresco, abundante y barato. Pero más allá de ser razón de orgullo, también es motivo de preocupación. Los agricultores, principalmente aquellos a menor escala, tienen que lidiar a diario con las largas jornadas, las inclemencias del clima, las vicisitudes de las plagas y enfermedades, las políticas locales y las condiciones del mercado. Con suerte podrán cubrir los gastos, tener algo de ganancia y generar alimentos para el consumo propio. Lo más triste es que a pesar de tener un papel fundamental en la sociedad, siguen siendo considerados la última rueda del coche, porque los que verdaderamente ganan son los intermediarios.

En contraste, en los países de mayor desarrollo, los agricultores tienen acceso a herramientas de capacitación, protección, promoción y tecnología. Son reconocidos y apoyados, y esto se refleja en el costo de sus productos. Aquí un mercado de productos locales, no es sinónimo de barato, todo lo contrario. Y aunque los consumidores seamos los que pagamos el precio y caigamos al otro extremo, donde comer saludable resulta un desafío, no hay mucho que se pueda hacer, además de resignarnos y pagar lo que corresponde. Volviendo a nuestro país, dudo que el panorama para los pequeños productores sea alentador, pero quizá convenga hacer cambios que aunque parezcan sencillos pueden generar impacto. Quizá convenga reflexionar hacia donde queremos que nuestro dinero vaya, optar por comprar directamente a los agricultores locales, recomendarlos dentro nuestro círculo cercano y por sobre todo no regatear.

Loading

Related Articles

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *