By El evento, que se celebró con gran fervor el pasado domingo, congregó a miles de personas provenientes de diferentes puntos del país, quienes se unieron para rendir homenaje a este símbolo de fe y protección, que ha marcado la historia de la localidad por más de 450 años, Isolina Guanopatin, residente de Salcedo, compartió su experiencia y la importancia de la fiesta para su familia. “Recuerda que cuando ella tenía 13 años, mis padres fueron priostes, mi papá trajo los juegos de Píllaro y mi madre organizó el evento con el apoyo del señor Sagal, quien por ese entonces recién comenzaba a ser conocido como el ‘Chichibuchi’”, relató, evocando los recuerdos de su infancia, su historia ilustra la cercanía que los salcedenses han tenido con la festividad a lo largo de generaciones, transmitiendo la tradición de padres a hijos.
La celebración del Príncipe San Miguel tiene profundas raíces en la historia de Salcedo, originalmente la festividad era organizada por los moradores del barrio Rumipamba, quienes reconocían al Príncipe como un ser milagroso, protector de la lluvia y defensor en tiempos de guerra, con el paso de los años, la devoción se expandió a todo el cantón, haciendo de esta fiesta un acontecimiento que no solo une a los salcedenses, sino que también atrae a visitantes de todas partes del Ecuador.
Estuardo Arias, coordinador de la festividad, destacó la magnitud del evento, la fiesta mayor de los salcedenses convoca a cualquier cantidad de propios y forasteros, que vienen de los cuatro puntos cardinales de nuestra patria, enfatiza que siendo las 14:00 del domingo 29 de septiembre, las comparsas aún no han terminado, y el sol ha caído mientras esperan a la lluvia, expresó con entusiasmo.
La celebración no solo es un reflejo de la fe en el Príncipe San Miguel, sino también de la esperanza de que sea reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la nación. “Nuestro principal objetivo es que, ojalá, el próximo año logremos la anhelada declaración”, comentó Arias, quien junto a otros organizadores ha trabajado incansablemente para cumplir con todos los requisitos necesarios, esta aspiración no es nueva; desde 1997, con el apoyo del Padre Antonio Vaca, la comunidad ha luchado por dar a la fiesta el reconocimiento que merece.
Carlos Zavala, presidente del barrio Sur y prioste de la fiesta para el año 2025, compartió sus expectativas para la próxima edición del evento, “esperamos que con el apoyo de los priostes, las comisiones y el hogar municipal, esta festividad siga creciendo, nuestro compromiso es mantener viva esta tradición y honrar al Príncipe San Miguel con la misma devoción que lo han hecho nuestros antepasados”, señaló Zavala.
A pesar de los desafíos actuales, como los cortes de energía que afectaron parte de las celebraciones, la alegría y la fe de los participantes no disminuyeron, la música, las comparsas y los disfraces llenaron de color las calles de Salcedo, mientras el sonido de los chicheros y las hornaderas animaba a los asistentes, la algarabía de la gente reflejaba no solo la gratitud hacia el Príncipe, sino también la esperanza de que la festividad continúe siendo un pilar de identidad para el cantón.
Entre los personajes más emblemáticos de la fiesta, se encuentra Marcelo Madrid, un fiel devoto del Príncipe San Miguel, quien ha mantenido viva una tradición especial, desde hace más de ocho años, Madrid prepara y reparte pinol durante la festividad como una promesa de gratitud, “por la fe que le tengo al Príncipe, comienzo a preparar el pinol con ocho días de anticipación, es algo que hago con devoción y seguirá siendo así hasta que Dios me lo permita”, expresó.
La fiesta del Príncipe San Miguel, más que un evento religioso, es una manifestación cultural que une a todo un pueblo bajo un mismo propósito celebrar la fe, honrar las tradiciones y mirar al futuro con esperanza, la comunidad de Salcedo espera que, en los próximos años, la festividad obtenga el reconocimiento oficial que ha buscado durante tanto tiempo, consolidándose como Patrimonio Cultural Intangible del Ecuador y perpetuando su legado para las futuras generaciones.
