La parroquia rural Mulliquindil Santa Ana, ubicada en el nororiente del cantón Salcedo, celebró su septuagésimo octavo aniversario de vida parroquial con una programación que integró a la comunidad en actividades culturales, cívicas y de reconocimiento institucional. En medio de la emotividad y el orgullo local, se recordó la historia de un pueblo con raíces profundas, identidad sólida y visión de futuro.
El 15 de mayo de 1947, por ordenanza del entonces Municipio de Salcedo, se oficializó la elevación del caserío de Mulliquindil a la categoría de parroquia. El decreto fue ratificado el 21 de julio de ese mismo año por el Poder Ejecutivo, en cumplimiento del marco legal vigente en aquel tiempo. Desde entonces, Mulliquindil Santa Ana ha consolidado su presencia territorial, organizativa y productiva, conservando su riqueza histórica y natural.
Aunque su parroquialización data de mediados del siglo XX, Mulliquindil Santa Ana es un territorio habitado desde tiempos prehispánicos. Se cree que las primeras poblaciones indígenas pertenecieron a las parcialidades quichuas de los Panzaleos, quienes ocuparon el extenso valle de Latacunga. Su presencia fue especialmente significativa en zonas como el puente de Panzaleo y los márgenes de la actual parroquia.
El nombre de Mulliquindil proviene de dos voces en quichua: Molle (árbol) y Quinde (colibrí), lo que se traduce como “nido de colibríes”. Esta denominación, que evoca naturaleza, biodiversidad y vida, expresa el carácter ecológico del lugar, situado en una región de exuberante vegetación y paisajes montañosos.
Durante la época colonial, el territorio formó parte de las estancias otorgadas a los conquistadores españoles y, más adelante, fue escenario de haciendas religiosas administradas por dominicos y mercedarios. Estas grandes propiedades se mantuvieron activas hasta la Reforma Agraria de los años sesenta y setenta, cuando pasaron a manos de las comunidades originarias.
Uno de los elementos más representativos del patrimonio cultural de Mulliquindil Santa Ana es su iglesia parroquial, un templo moderno que resguarda valiosas piezas religiosas, entre ellas, la imagen de la Virgen de Santa Ana, patrona de la parroquia, cuya antigüedad se remonta al siglo XVII. La festividad en su honor se celebra cada 26 de julio con una mezcla de solemnidad religiosa y expresiones populares.
El corazón de la parroquia es su plaza central, donde se levanta la figura de “San Anita”, una imagen que simboliza la fe del pueblo y que recibe con brazos abiertos a visitantes y devotos. Este espacio se convierte durante las fiestas en escenario de encuentros comunitarios, ferias, música y danza.
Uno de los sellos distintivos de la parroquia es la elaboración artesanal de pirotecnia. En sus barrios se fabrican castillos, voladores y una gran variedad de juegos artificiales que iluminan las fiestas religiosas de la provincia y del país. A este oficio se suma la producción de muebles de madera, actividad en auge que ha ganado renombre a nivel local, provincial y nacional por su calidad y diseño.
Mulliquindil Santa Ana cuenta con una superficie de 49 km² (4.900 hectáreas), y limita al norte con la parroquia Belisario Quevedo, y al este, sur y oeste con la parroquia San Miguel de Salcedo. Su cabecera parroquial se encuentra a apenas 3,5 kilómetros de la ciudad de Salcedo, lo que favorece la conexión y el desarrollo conjunto.
Desde una mirada geográfica, el territorio se estructura a partir de elementos naturales como quebradas y lomas. Al norte, el límite sigue la quebrada Angahuayco, subiendo hasta la cumbre de la loma Verde Corral y pasando por los cerros Señora Loma, Fuctín y Sinchaisita. Hacia el este y el sur, destacan la quebrada Santo Domingo y su continuación, la quebrada Langasa, que conecta con el antiguo camino incaico.
De acuerdo con el artículo 238 de la Constitución ecuatoriana, los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) gozan de autonomía política, administrativa y financiera, lo que permite a las parroquias como Mulliquindil Santa Ana planificar su desarrollo con participación ciudadana, integración territorial y equidad.
La conmemoración de los 78 años de parroquialización fue una oportunidad para reencontrarse con la historia, pero también para proyectarse hacia el futuro. Los actos cívicos y culturales incluyeron la participación de autoridades locales, instituciones educativas, grupos comunitarios y artesanos del sector.
Durante la sesión solemne, se rindió homenaje a personajes que han contribuido al desarrollo de la parroquia, se destacaron logros en materia de infraestructura, producción y cultura, y se presentaron nuevas metas para fortalecer la organización barrial, el turismo comunitario y la producción artesanal.
“Estamos orgullosos de nuestras raíces, de nuestra cultura, de lo que hemos construido en estos 78 años. Mulliquindil Santa Ana no solo es historia, también es presente y futuro”, expresó una de las autoridades parroquiales durante el evento central.
La comunidad reafirmó su compromiso de seguir trabajando de manera conjunta, fortaleciendo el sentido de pertenencia, rescatando las tradiciones y apostando por proyectos que impulsen la economía local sin perder el respeto por la naturaleza y la cultura.
Mulliquindil Santa Ana se posiciona cada vez más como un destino ideal para el ecoturismo, la aventura y el descanso. Su entorno natural, conformado por senderos, miradores, quebradas y bosques, invita a realizar caminatas, ciclismo, observación de aves y actividades de turismo comunitario.
El potencial turístico, combinado con su riqueza histórica, la calidez de su gente y el crecimiento de su infraestructura, hace de esta parroquia un lugar único para quienes buscan experiencias auténticas, fuera del circuito tradicional.
Con sus 78 años de parroquialización, Mulliquindil Santa Ana celebra no solo su pasado, sino también el camino que ha trazado hacia un desarrollo con identidad, participación y sostenibilidad.